Leyendas San Cibrán, abogado del reuma


San Cibrán, abogado del reuma
San Cibrán, abogado del reuma
San Cibrán, abogado del reuma

Descripción


Uno de los santos que tiene más fama de milagroso, en el Ayuntamiento de Vilagarcía, es el San Cibrán de Sobradelo, al cual se le hace fiesta todos los años a principios de junio. Hasta su capilla se acercan, desde la mañana hasta la noche, cientos de personas de toda la comarca para que les sea impuesto el santo.

La gente va hasta el altar y allí el sacristán, con un pequeño San Cibrán de madera, les toca a los devotos en cabeza, pecho, brazos y rodillas, al tiempo que recita la siguiente oración:

Santo San Cibrán (Santo San Cibrán)
que nos dea sanidá (que nos dé salud)
que nos cure a enfermedá (que nos cure la enfermedad)
pola virtú que ten (por la vitud que tiene)
o santo avogado (el santo abogado)
na vida e na morte. (en la vida y en la muerte.)
Amén. (Amén.)

La devoción por San Cibrán ha sido recuperada no hace mucho tiempo. Antiguamente, muchos eran los devotos a San Cibrán, éstos llegaban la víspera de su festividad para poder ser atendidos y tocados por el santo que remediaría sus dolencias, por lo cual las fiestas de San Cibrán se celebraban durante dos días.

Con el tiempo, fue pasando al olvido esta festividad y la devoción al santo, hasta tal punto se llegó que incluso la capilla amenazaba ruina y casi desapareció la festividad. Fue gracias al sacristán y a la comisión de fiestas, encabezada por Emilio Jamardo, que la celebración y devoción se fue recuperando junto con la capilla, no hace muchos años.

Pero, ¿De dónde le viene a San Cibrán su virtud y fama de curar el reuma?, para responder debemos indagar en el recuerdo y la tradición popular que se tramite de forma oral.

Cuenta la leyenda, que San Cibrán predicó mucho por la Isla de Arousa y por Vilanova. Siendo ya anciano, como padecía de muchos dolores por todo el cuerpo, decidió ir de peregrino a Santiago para pedirle al Apóstol que remediase sus dolencias. Al pasar por Sobradelo, se acostó debajo de un roble a descansar y le rogó a la Virgen: 

¡Nosa Señora, líbrame desta angustia! (¡Nuestra Señora, líbrame de esta angustia!).
a Virgen se le apareció y le dijo:

¡Vai tranquilo, San Cibrán     (¡Ve tranquilo, San Cibrán,)
que quedas da miña man!.   (que quedas bajo mi mano!)

San Cibrán sanó al momento y, en agradecimiento, erigió allí mismo una capilla y en la fachada, sobre la puerta, colocó una imagen de la Virgen de la Quina Angustia.

Al morir el Santo, con la madera de aquel roble bajo el que se durmió, cuenta la tradición,  que se hizo la imagen de San Cibrán que se venera en la capilla. Por eso, cuando un devoto que padece reuma le toca, queda curado de su dolencia.

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